RENDICIÓN

La mente siempre quiere saber, conocer el por qué y/o el para qué de todo.
Esto es porque quiere controlar o creer que controla y es uno de sus objetivos, una de sus misiones: buscar la razón de todo.
Nos pasa siempre, sobre todo, cuando estamos en una vivencia que nos resulta difícil, complicada o que no está siendo como esperábamos o como habíamos planeado. En seguida nos preguntamos por qué me pasa esto, por qué a mí... Pero, hay situaciones en las que todas las posibles respuestas fracasan y esos por qué, esos ara qué, se pueden llegar a convertir en una espiral que te engulle y no te lleva a ninguna parte.
A veces, yo diría que, lo más valiente es la rendición. Rendirse a no saber, rendirse a la ignorancia, a la incomprensión.
Llegar a estar cómodo en la incomprensión, llegar a estar cómodo en el desconocimiento y vivirlo.
Por lo que sea está ocurriendo y, por lo que sea tienes que vivirlo.
Vivir la experiencia de vida, sólo eso vivirla.
Sólo eso, vivirlo.
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