UNA LECCIÓN DE DESAPEGO
Desde mi humilde experiencia de vida, creo que la vida es una continua lección de desapego. A lo largo de la vida, tenemos que soltar numerosas cosas: bienes materiales, pensamientos, creencias, costumbres o hábitos, personas que de una manera u otra llegan pero también se van de nuestras vidas.
LLegado el momento, incluso tendremos que dejar nuestro cuerpo que, tampoco es nuestro, también es un préstamos y al que tan identificados estamos.
El apego es algo muy humano. ¡Llegamos a apegarnos a todo! A las cosas que disfrutamos, que nos placen pero también a aquellas que pueden hacernos daño. El apego es el origen de emociones tales como la codicia, los celos, la envidia, la ira, el miedo. Despierta nuestra afán de poseer, sin darnos cuenta de que finalmente son las posesiones y el propio apego los que terminan poseyéndonos a nosotros.
Con el trabajo interior conseguiremos que el apego se vaya haciendo cada vez más pequeño y, de esta manera, disfrutar sin apegarnos a lo que nos place pero también, llegado el momento, vivir el dolor sin añadir más sufrimiento al sufrimiento.